Un día entrevisté a la actriz Anna Lizaran en su casa. Era, por decirlo de alguna manera, como las entrevistas de Bertín Osborne «En tu casa o en la mía», pero sin entrar en la cocina y tomando coca-colas. Como yo no tenía casa, siempre se hacía en casa del entrevistado. Llevar a la Lizaran a mi casa hubiese sido como llevar a Pedro Sánchez a la buhardilla donde vivía Pablo Iglesias… el fundador del PSOE. Hago esta introducción no para hablar de entrevistas, ni de actrices, ni de Bertín Osborne. Este último requeriría una novela negra. Si os habéis fijado en los políticos, los jefes policiales, los ministros o los patólogos, siempre están diciendo que analizarán el problema. Pero resulta que el problema sigue siempre allí. Cuando te calienta la BRIMO, al día siguiente analizan la actuación. Si un avión del Ejército se estrella, la ministra sale diciendo que analizarán el accidente. Estos días, cuando preguntas como van los nuevos ayuntamientos, todo el mundo dicen que están analizando la situación antes de actuar. Todo el mundo analizará. ¿Entendéis ahora el titular? Ya, ya lo sé, un chiste un poco «patillero», pero ya he hecho dos mil durante el año y medio que llevo escribiendo aquí… ya tocaría algún chiste malo, ¿No?
¿Creíais que ya había acabado? No, hombre, no. El tema de la inmigración se está analizando en Europa, el tema de la independencia se está analizando por las «partes», los jueces del Supremo están analizando la situación para «fallar», se analiza como solucionar la lacra social de la prostitución, el problema del aeropuerto del Prat… Me gustaría que dejasen de analizar y que sacasen de una vez el resultado para saber si se ha de operar o hay que cambiar de médicos.