Diari Més

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Aunque es de noche y llueve, el aeropuerto de Tapani, me ha recordado al de Reus. Truena y nos reparten paraguas dentro del avión. Es un vuelo de Ryanair, pero en el paraguas pone Delta Airlines. ¡Qué raro! Recorremos la pista por un pasillo marcado con una cuerda roja que me recuerda al Supremo. Nos paran bajo la lluvia. ¡Osti! ¿Qué pasa ahora? Veo a un militar empujando una silla de ruedas donde va sentado un anciano con gruesas gafas. Es Henry Kissinguer. ¿Todavía vive este hombre? Este no mueve el culo si no es para cosas importantes -he pensado-. Por la estrecha carretera hacia Marsala me adelanta un destile de coches negros. Esto parece ya un entierro. Miro el Google Maps para encontrar el hotel y aparco en una calle sin salida. En el pequeño jardín de la puerta del hotel hay dos tiendas de campaña de camuflaje. Hay soldados de todos los colores. Bromeo con el recepcionista: «Qué, ¿estáis en guerra?». El tío no está para bromas. Me dice que en el hotel se hospeda media Unión Europea, que sea discreto. ¿Discreto? ¡Ja! ¡Pero si soy periodista! «Yo de usted no jugaría al póker con apuestas tan gordas». Entiendo. Callo. No podemos cenar en el comedor, una sala enorme de mármol. Tenemos que hacerlo en la habitación. «O aceptan las condiciones o tendrán que marcharse». No nos echan porque el Tripadvisor hace mucho daño. Entro disimuladamente a un wáter que hay pared con pared con la sala donde cenan los VIPs. Reconozco la voz de Felipe González, de Pedro Sánchez y de Puigdemont. Se me ha cortado la meada. Risas. Todos se dan la mano y brindan. Oigo a Carod Rovira que sale al pasillo y habla por el móvil: «Sí, información embargada. El referéndum será el 11 de septiembre… ¿Cómo que tan pronto? No te he dicho el año».

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