Mi tío Manolo, que Dios lo tenga en la Gloria, decía cabreado en los años setenta que en España no valorábamos lo que teníamos: «En Moscú o en Nueva York abarrota los teatros, però aquí solo dicen que se mueve como un maricón», perdón, pero me gusta ser literal. Ha muerto Camilo Sesto. ¿Recordáis en los últimos años algo amable hacia el cantante de Alcoy? Que si le faltaba un tornillo, que si era un freaky… Creo que pocos artistas ha habido y habrá en nuestro país con su capacidad para la música. Componía sus propias canciones, composiciones que fueron número 1 en las listas de éxitos años enteros. Él solito, vendió más de setenta millones de discos en una época en que eso sólo lo hacían los Beatles y los Stones. Tuvo el valor de traducir un musical americano y hacer Jesucristo Superstar de forma magistral. Todos los que ahora tenéis cincuenta «tacos» erais fans. ¿A que sí?
Os leo una noticia del ABC del 8 de diciembre de 1954: «...a las dos de la madrugada, Ernesto Vilches murió atropellado en Barcelona por un automóvil del Servicio público en la plaza de Cataluña tras saludar a Juanito Valderrama.». Si Gaudí murió atropellado por un tranvía, en el caso de Vilches fue un taxi. Curioso dato. Dos genios que mueren de la misma manera. Pero, ¿Quién era Ernest Vilches? Pues uno de los primeros actores de Hollywood que había nacido… ¡En Tarragona! ¿Os ha dicho vuestro hijo que han hablado de él en la escuela? ¿Habéis visto alguna película suya? Vilches era lo que ahora sería George Clooney, pero en aquellos tiempos no se hacían anuncios de café por la tele. Hace poco que Vinches tiene una calle en Tarragona… y yo no. A ver si me atropella un Uber.