Tengo una moto. Una Suzuki Burgman 650 Executive. La compré en tiempos de vacas flacas, pensando que con un vehículo con nombre pijo disimulaba mi pobreza. Por tanto, no necesito otra moto, Pedro Sánchez. No necesito que me digas que en Cataluña lo que hay es un problema de convivencia cuando lo que hay es un problema político. Da la cara como un buen estadista, en vez de crear estrategias de división de P3.
Mi mujer no es independentista, y comemos y dormimos juntos. Mi abogado no es independentista, y a menudo cenamos juntos. La mayoría de mis amigos no son independentistas, y continuamos viéndonos como si no pasase nada. Con la mayoría, ni sale el tema de conversación. ¡Hombre! Sí que hay división, los del Espanyol y los del Barça, los del Reus y el Nàstic, o los veganos y los carnívoros. Pero eso pasa igual en Murcia o en Vigo. Tengo en mi Facebook a Pau Ricomà (ERC) y a Alejandro Fernández (PP). No hace falta que os recuerde que no llevan la misma camiseta. Y también os explicaré una anécdota, para los que venden motos. Me encontré con el alcalde Ricomà y hablamos de la Maria Elisa Vedrina, de quien destacó que era buena persona y muy preparada. Sí, él es independentista y d’ERC y ella es constitucionalista y del Partido Popular. Uno de estos días que desayunaba con un amigo magistrado, de los que no llevan lacito, vi al comisario de Tarragona. Estuvimos hablando un buen rato. No le vi tampoco el lazo amarillo. Hoy es el patrón del Cuerpo Nacional de Policía. Me han invitado a la celebración, pero no puedo ir y, por eso, aprovecho para felicitarlos. Sí, Pedro, sí, hay un problema de convivencia terrible... entre tú y tu psicólogo.