Hoy es un día tranquilo

Hoy es un día tranquilo. Por si no lo sabéis, este artículo lo escribo el día antes. Lo digo porque, tal como está el patio, digo que es tranquilo y resulta que esta noche se puede montar una comedia de Falset, destituir al Buch o que encuentren la porra antidisturbios más antigua de la humanidad en una cueva de Ripoll.

Hoy había decidido que no me haría mala sangre mirando videos, que no hablaría del tema ni con mi mujer. (Está hasta los ovarios de oírme).

Hoy era un día de pasear, ir al Ikea y comprar alguna camisa XXXXL que me pueda poner para ir al teatro. ¡Hoy, fiesta! Es el día que he decidido pasear sin pensar en el proceso, ni en policías, ni en ladrones. He mirado la agenda y he visto que esta noche tenía una entrega de premios literarios en Barcelona.

¡Mira! Al Ikea y después a la gala. Con un poco de suerte gano y me sale gratis la camisa. Voy leyendo la invitación y veo que lo hacen en una biblioteca que se llama Espai Francesca Bonnemaison, en la calle Sant Pere Més Baix. Mirando de reojo al Sergi Pàmies por la tele, he abierto el Google Maps para ver dónde vivía este santo bajito. ¡Coñe! Delante de la Jefatura de la Policía Nacional de Vía Layetana. ¡No me lo puedo creer! No podían haber montado una ceremonia más peligrosa. Yo, con americanita y zapatos de tacón, no me imagino corriendo los Sanfermines por aquella calle.

Si, por lo que sea, ya no volvéis a ver este artículo será por que estoy en el hospital. Si son pocos días, lo hará mi mujer y no os daréis cuenta porque ella no tiene retranca, pero es vasca. Los vascos lo hacen todo bien… bueno, el de Bricomanía no encontró la sierra para separar Euskadi.