Ya sabéis que estudio Derecho en la URV. El mundo de una persona de 58 años en un entorno de gente de 18 es para que lo analizase el Instituto Nacional de Estadística. Ya que tienen el morro de acceder a nuestros datos sin permiso y sin pagarte, ya puestos, que también entren en las universidades para saber si estudiamos, si estamos en el bar o en el wáter. De esto último os hablaré. Una experiencia terrible. ¿Recordáis a Felipe González fumando un puro en un velero? Pues peor. Resulta que estaba yo en aquellas cabinas donde entras a hacer las necesidades, pero no las pequeñas, sino las grandes… bueno, que estaba cagando. Y como ya sabéis, los lavabos modernos tienen una luz automática que se apaga. Se ve que hay un señor que programa estos dispositivos en la fábrica y que ha decidido -el hijo de…-- que cuando uno se baja los pantalones, no puede estar más de tres minutos y trece segundos. Si tardas más, has de maniobrar a oscuras, como si estuvieses robando en casa de Stevie Wonder. No querría ser escatológico, pero si entrar con una mochila, una cazadora, el móvil y una libreta, y no puedes dejarla en el suelo porque está mojado de agua de Lavanda, las maniobras son peligrosas. Pues me encontraba yo en esta versión URV de Misión Imposible cuando oí la puerta. Se encendió la luz y mientras me vestía oí silbar al que meaba. ¿Qué canción? ¿Mirando al Mar soñé? ¿Con Altura? No, no… ¡El Cara al sol! Abrí la puerta por curiosidad para saber como un milenial puede tararear eso, pero se fue antes de que pudiese verlo. Al salir, se lo expliqué a un estudiante joven. Me contestó; «si, es terrible que haya gente que todavía recuerde al imbécil de Franco cuando a quien tienen que venerar es a José Antonio y la Falange». ¡Os lo juro!... por Dios y por España.