El lunes me gusta ver La Voz Kids, en Antena3. Me sabe mal porque contraprograma al Graset, pero como yo de mayor quiero ser artista, no político, me siento más identificado. Me emocionan estos niños diciendo ilusionados que quieren ganar el concurso. Anteayer puse la tele y el programa ha había empezado. Habían cambiado el escenario, pero todavía había cinco niños participando. Me extrañó que todos llevasen corbata, menos uno, que se ve que es el que cantaba «flamenco». Pensaba que me había equivocado de programa, pero al ver que «cantaban» me quedé a ver el show.
Uno, el más alto de todos, interpretaba «Échame la culpa», de Luis Fonsi. El pobre, desafinaba, y al ver que no le funcionaba, pidió a los «coaches» volver a empezar con otra canción. Interpretó el «Rock de la cárcel», de Elvis Presley, que gustó más al público. Uy, ¡No os podéis imaginar qué éxito! Me extrañó que no conectasen con el plató de Barcelona, donde una niña con un vestido rojo interpretaba un fragmento de zarzuela. No, no era Caperucita, aunque el lobo merodeaba por allí. ¡Qué catalán! Esta niña duerme en Madrid, pero cada día la llevan en helicóptero a una escuela de Ripoll. Llevo en Cataluña 47 años y todavía no diferencio los acentos abiertos de los cerrados. Por ejemplo, no se nota cuando digo «os» o cuando digo «ós», pero, en cambio, sí que sé decir cuneta sin problemas.
«¡Abuelooo! Que se está yendo del tema» ¡Perdón! Pues de todos los de La Vox Kids lo que más me gustó fue el coletas. Refiriéndose a Cataluña, interpretó «Entre dos aguas», de Paco de Lucía. Pero yo creo que el alto llegará al final, perdón, a la final.