El Domingo desayunad bien. En los tiempos que corren, cuando uno entra a un colegio a votar, no se sabe nunca si el presidente de la mesa será Bud Spencer o si en la puerta habrá uno de esos peligrosos «cederoms». Dejad en casa los encendedores, los bolígrafos metálicos (incluso el Boli del Moi) y no llevéis ningún libro en las manos. ¿Habéis visto «Farenheit 451»? Es una peli donde Doña Inés quema los libros del Torra. Bueno, era algo así. ¡Ep! Pero si lleváis un Código Penal y una Constitución no sufráis. En caso que haya follón, cogéis los libros y los enseñáis como si fuesen ajos y estuvieseis asustando al vampiro del Ortega Smith. También podéis rezar con una estampita de la Virgen del Afinador, bendecida por Fernández, claro. Vaya, todavía me queda la mitad del artículo. ¡Va! Que os explicaré un sueño que he tenido: era el Corcuera que daba una patada en la puerta de casa y cuando yo le pedía la orden judicial, reía como el malo de una película de miedo. Entonces, llamaba a los Mossos y el teléfono no funcionaba. Intentaba entrar des del móvil a emergencias, pero me salía un mensaje de error 404 diciendo que el servicio del 112 de la Generalitat estaba suspendido y, a continuación, aparecía una foto de Pedrito con unas tijeras en la mano, también riéndose como la Cruella de Vil. Al final, me iba corriendo en pijama a la calle y la primera persona que paraba para que me ayudase se metía la mano en el bolsillo y me entregaba una Euroorden. Pero, ¡qué extraño!, esta vez no era el hombre el que reía, sino que las carcajadas venían del cielo -como si estuviese en el «Show de Truman»-. Quizás sí que me he pasado hoy con la ratafía, aunque, con el lío que hay, mejor ir a votar borracho.