Si os he de ser sincero, no me gusta Pedro Sánchez. Lo encuentro falso. Es alto y guapo, pero no le dejaría 1000 euros aunque fuesen para colchones y Dormidina. De hecho, creo que no puede dormir por las noches porque ya lo hace durante el día. Es un problema que también tenía Mariano, la marmota de aquel anuncio de la tele. Mirad que el fuego ya le quema los zapatos con el tema independentista en Cataluña, Euskadi y Francia -de momento- y no ha dado ni un paso. Me parece que los socialistas le hacen la sonrisita a Julio César, pero, por dentro, son Bruto. Yo, que era de los de la rosa, ahora le habría clavado alguna espina en aquello que le cuelga bajo la constitución.
He estado pensando en quién podría ocupar su lugar. Iceta no me gusta, pero tiene ritmo. Montilla no sirve porque tiene el «ritmo de la noche», y las de la «Sección Femenina» no aciertan ni una. Pero, tranquilos, soy un hombre de soluciones y he encontrado el equipo de gobierno perfecto. Empecemos por arriba: presidente del Gobierno, Don Josep Félix Ballesteros. Alto, guapo, con clase, de Tarragona (podría hacer aquello del peix al cova del Pujol). Vicepresidente, Don Santiago Castellá: un hombre culto, amable y buen comedor (de hecho, es cenador). De Joan Ruiz no diré nada porque creo que ya es uno de los leones del Congreso. Así que, Pedro, vuelve a venir a Tarragona, sin paracaidistas con banderas, haz arrodillar al Pep Félix en el Salón de Plenos y lo invistes presidente de España. Seguro que le gustaría. Después, haced una calçotada en Valls -poneos primero un lacito- para celebrarlo. Ya, si quieres hacerlo redondo, tienes que buscar un relator. ¿Qué quien podría ser?, Hombre, está claro: Zapatero… perdón, quiero decir Zapater.