Eso de las libretas antiguas en los registros policiales me ha dado una idea. Creo que la Policía tendría que fichar a Eudald Carbonell, a un empleado de Caixabank especializado en la actualización de libretas, y al Joanet, un trabajador de Abacus que es un crack en la detección de Moleskines falsas. Ya puestos a gastar dinero, que también contraten a un psiquiatra. No es necesario, pero viste mucho en un equipo. Me ha venido a la cabeza esta chorrada porque ayer me levanté con la noticia de que habían encontrado una libreta del ganxet Victor Terradellas del año 5-ET (Era Trapero), donde dicen que valora a los jefes de los Mossos por si son feos o juegan al Fortnite.
Quizás sí que sería útil tener a un psiquiatra en el equipo: nos podría explicar por qué teniendo iPhones, tablets, PC, grabadoras Alexa y la madre que la parió (Amazon), todavía se escriben cosas delicadas a mano y en una libreta. Seguramente lo hacen porque los investigadores las encuentran en los despachos y… ¡Oh, sorpresa! Allí estén todos los planes de los malísimos independentistas sediciosos sucios y asquerosos. ¿No os da la sensación de que no son tan idiotas como para tener los planes secretos escritos en clave (en catalán), en libretas que han comprado el Black Friday (inglés), en el Bureau Vallée (francés) Yo, que tengo el cerebro de una ameba, ideé una fórmula para que no me encasquetasen una cosa que no hubiese escrito yo. Usaba una pluma con una tinta que elaboraba con una mezcla de tres colores -como un tripartito-, una fórmula inimitable. Pero un día, en la delegación de Hacienda, saqué la pluma para firmar y el funcionario me dijo: «Señor, ahora sólo vale la firma digital». Me fui a casa y me hice un chupito de tinta… ¡Ah! Y lo apunté en una libreta.