Estoy estudiando Derecho. Sí, pesados, ya lo sé... «con tu edaaad?» Me lo dice todo el mundo, como si tuviese que morirme esta noche mientras tomo un gin-tonic en la cena de prensa de Repsol. De hecho, hace tres años pusieron una barra especializada en bebidas mágicas y estuve a punto de morir… de felicidad. O quizás espere a morirme el viernes en la comida de Navidad del Diari Més. Una buena manera de expirar sería de una hernia causada por tener que cargar el jamón que me regalarán. Un momento, acaba de guiñar el cadáver de Santa Rita de Casia, patrona de los imposibles. ¡Abuelooo, vuelva al tema del título del artículo! Va, va.
Pues cojo el Código Penal para estudiar, y lo hago con la tele puesta para ver si ha pasado algo estremecedor en el mundo, recordad que todavía soy periodista. Así que voy del libro a la tele con los ojos. Estoy leyendo el artículo 458. Os pongo un fragmento: :«El testigo que faltare a la verdad en su testimonio en causa judicial, serà castigado con las penas de prisión de seis meses a dos años... bla, bla, bla».Los redactores del código no quedaron contentos y siguieron: Els «Si a consecuencia del testimonio hubiera recaído sentencia condenatoria, se impondrán las penas superiores en grado». En aquel momento, levanto la cabeza del libro porque en el Canal 3/24 dicen que los policías que participaron en el dispositivo del referéndum han declarado en el Juzgado número 7 de Barcelona.