Mirar ayer la prensa era como leer una fábula de Samaniego. Si pensáis que la noticia del día era la llamada entre los Pimpinelas, estáis equivocados. Lo más importante del mundo informativo de ayer fue que Sanidad desaconseja chupar la cabeza de las gambas. Sí, amigos, ahora que viene la Navidad ya podéis empezar a comprar Tigretones y Bollicaos, porque si ya nos desaconsejan el aceite de palma, la carne roja y el atún, por el mercurio, ya sólo podremos comer bollería. ¡Ah, calla, que tampoco! ¡Que son alimentos procesados y llevan azúcar! Si has pensado en poner pavo, no sé si sería apropiado porque en la Misa del Gallo también nos prohíben la «carne», a secas.
Después de chupar la cabeza de más gambas que el Bubba de Forrest Gump, ahora resulta que la cabeza de los crustáceos tiene más cadmio que los plomos de las luces de Vigo. Y este elemento químico, con nombre de un vodka de Lituania, se ve que es peor para el cuerpo que el beso de un brimo. Así que ya podemos empezar a pensar en hacernos veganos, vegetarianos, o del Nàstic, que tampoco se comen nada. Acabaremos comiendo geranios. ¡No! ¡Tampoco! Otra noticia que se conoció ayer dice que las plantas emiten sonidos y chillan cuando las cortan. No tardarán mucho en sacar un aparato que convertirá estos ultrasonidos en un sonido que podamos entender y nos haga sentir culpables. ¡Si es que no hacéis caso de los curas! Lo digo por aquel mosen, el Padre Mundina, que salía por la tele aconsejando sobre horticultura y que se hizo famoso por la frase: «Las plantas nos hablan». Así que cuando hagan cagar el tió, recordad que se está quejando muy bajito. Lo que seguro que saben es como se quejan los «lliris»