Diari Més

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¡Acción! Un día de 1999 me levanté y no bajé por Marqués de Montoliu hacia el Times. Tiré hacia la platja Llarga. Había un juicio, pero pasé. Sí, era fijo y tenía un buen sueldo. Sentado en la arena recordé una frase que me habían dicho en el periódico hacía poco: «No, si encara voldràs tenir vida propia». Y entonces se abrió el cielo y apareció la cara barbuda de José Luis Cuerda que me gritó con una voz potente: «¡Cojones! Sí que le das vueltas al tema… ¡Lárgate!». Tiré hacia la Imperial Tarraco para decirles que quería vivir. Con el dinero que me dieron me compré un descapotable barato y una gorra cara. Miré el volante y le dije que tirase hacia donde quisiese. Como si fuese el coche fantástico, cogió la carretera de Falset… hasta Madrid. Dormí en una gasolinera y me paseé por La Vanguada a las seis de la mañana como un zombi, pensando a qué me dedicaría. Se oyó un trueno y se abrieron las nubes. Era el Cuerda otra vez: «Si te gusta el humor, ¡coñe, pues trabaja en humor!».

Un día de 2002. Ya trabajo de guionista de humor en una oficina cercana a la Ciutadella. Son las nueve y media de la mañana. Estoy sentado en el suelo ante las máquinas de vending con una coca-cola y una palmera de chocolate pensando en gags para Toni Soler. Tengo una hora para escribir un folio lleno de gags. No existen temas prohibidos: puedes hacer broma de todo. De la policía también. Ayer, la Fiscalía dijo que quería empapelar a Toni por un gag sobre los Mossos. Cerrad TV3. Poned programación solemne con himnos, misas cada mañana y abrid muchas oficinas de la OJE. Seguro que nos irá mejor a todos. Toni, no sufras, José Luis Cuerda ha pasado el casting.

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