Tribuna
Building Catalonia
Gershwin a tope. Camino por la calle 42 hasta el quiosco de Sam, en la Octava, el único de Nueva York donde llega el Diari Més. Tienen Ducados y veo colgada La Vanguardia, me da la impresión de estar en casa. Ya le he dicho a Sam que si algún día, al abrir el paquete de diarios de España a las cinco de la madrugada, ve un titular que pone «Franco ha muerto», me llame urgente. Para volver. Camino entre limusinas con cristales oscuros que van hacia caros hoteles de Times Square. Voy al bar de Answy, que está dentro de un parking de aquellos que los americanos montan en el solar que queda cuando derriban un edificio. Allí está el food truck de Kofi Answy, un señor de Ghana con quien tengo buena relación porque trabajó en la Seat, en Martorell, habla catalán y es un poco indepe. En sus mesitas con manteles de señera leo cada día los Mandamientos bajo un rayo de sol que se cuela entre los rascacielos. Hoy e abierto los ojos como si Boye presidiese el CGPJ y he salido disparado hacia un señor que pedía un café: «Sorry… ¿Usted no es… usted no es… el presidente Torra? Era él, y muy cariñosamente me ha explicado lo que hacía allí: «He venido a ver el solar donde construiremos Cataluña», ha dicho mirando hacia el cielo. Ha girado la cabeza y entonces he visto al Tardà y al Rufián con gorras del Barça hablando con unos señores bien vestidos. «Ellos están negociando con los de las fincas cercanas para ver si podemos comprar los edificios y ensanchar la superficie, vaya, la base». He marchado alucinando. Al dar la vuelta a la esquina he visto un gran cartel: «GRUPO ACS building Catalonia!». He señalado desde lejos a Answy el cartel y él ha hecho que sí con la cabeza mientras gritaba: «¡Sí, es la empresa de Florentinooo!».