Un día sentí curiosidad por ir al Mobile World Congress. Pregunté cuánto costaba la entrada y, de repente -¡Oooh, milagro!- se me pasaron las ganas de ir y tiré hacia el Salón Erótico. Allí sí que tienes que preocuparte por si te contagian un buen coronavirus por vía… (piiip, horario infantil). Los periodistas no llevan bien el tema de no poder entrar en un sitio. Por ejemplo, he podido acceder al Supremo o la Casa Real, pero para entrar al Mobile World Congress tienes que tener los huevos de oro y un master de los de verdad. A mí me la trae al pairo que cierren la feria, pero después de ver como la Días de Ayuno quería robar la idea, me cae mejor esta reunión de gente con los ojos medio cerrados. Se les queda así después de pagar 1.000 euros por un móvil… o quizás es que hay pocos wáteres en la feria. Resulta que en China hay una epidemia muy grave, de acuerdo. Pero, en otros países han sido dos, tres o diez personas las afectadas. ¿Habéis ido alguna vez en coche a Cádiz o vigo? Habéis visto que España es grandecita, ¿no? Pues en todo el país hay dos casos y, curiosamente, uno está en Canarias y otro en las Baleares, que ni siquiera puedes ir con un Vespino. Eso sí, con gripe, neumonías y sarampiones puedes encontrar 18.000 encamados.
Este año ha habido diez apuñalados en Barcelona, una urbana con licencia para matar y 8.000 policías con porras. Pero eso no les preocupa, no, tienen miedo de una reunión… en Cataluña, pero resulta que te vas a Amsterdam, Berlín, Las Vegas o Chicago y te los encuentras jugando al escondite con la prima de Xi Jinping. Yo los metería a todos en un convento de clausura de las «hermanas tecnológicas», plastificadas como los CDs de Pitingo.