Un día de furia

Yo soy como una monja de clausura, que estoy toda la semana en casa y, cuando salgo, lo quiero solucionar todo en dos horas. Habitualmente vuelvo sin haber arreglado nada y con un bate de beisbol, como Michael Douglas en aquel día de furia. A medida que voy subiendo pisos de casa, voy lanzando insultos, y ha ido de un pelo que no le soltase un puñetazo a uno de Tecnocasa y al comercial del gas natural, que ya no se llama Gas Natural, pero son iguales de pesados. ¿Os habéis dado cuenta de que no funciona nada en esta sociedad? Uno de los trámites que hace meses que más me cabrea es que me han puesto una multa de coche y no tengo coche. Por más que protesto, el conducto reglamentario debe ser el culo de Franco, que ya no siente nada. Primera visita a la calle Asalto, donde gestionan los idem; segunda visita a Pere Martell, para ampliar la BASE. Y, sin solucionar nada, he tirado hacia la Seguridad Social. ¿Recordáis a Bruce Willis en «Cita a Ciegas»? Pues yo soy el protagonista de «Cita Previa», otra bonita película. Os escribo los diálogos: «Hola. ¿Me podría dar cita?» «Se baja la aplicación y a las 14:15 ¡EN PUNTO! Ha de entrar y tocar el botoncito. Vaya rápido que se agotan enseguida». Y aquí me tenéis, en un banco de la Rambla tocando la pantalla como si tuviese dos electrodos en los huevos y lo pudiese parar con aquel botoncito. ¡Pero eso no es todo! Voy a pie porque la pieza de la moto que me falta no llega nunca; el tabaco de pipa que quiero se tiene que pedir al distribuidor, y estoy haciendo gestiones para encontrar gente importante para que me presente un libro. He cogido la agenda y ya voy por la M de Margarita Seis Dedos. ¡Mira! Los mismos que tienen los que gestionan las multas.