Hoy quiero felicitar a la Universitat Rovira i Virgili por haber organizado una mesa redonda para hablar de la sentencia del Procés en unos tiempos en que las instituciones se caracterizan por esconderse bajo las mesas redondas. Las doctoras Mercè Barceló y Mirentxu Jordana, y los doctores Nicolás García, Jordi Nieva y Gonzalo Quintero explicaron de forma entendible (el lenguaje académico sólo lo entienden ellos) que eso de la rebelión es una canción de J. Balvin.
Ayer me sentí orgulloso de mi universidad y de mis profesores. El amigo Antoni Pigrau, decano del templo de las Ciencias Jurídicas, fue comprensivo cuando intervine. Seguro que debía pensar «otra vez este pesado», porque habitualmente me presento como un estudiante que lleva cinco años en primero de Derecho. Ahora os pido un ejercicio de imaginación: pensad que estudiáis Arquitectura y estais en una clase sobre cómo calcular la resistencia de los cimientos de los edificios. Memorizáis un kilo de fórmulas y medio kilito de ecuaciones. Al día siguiente, vais a las obras de la plaza de Glorias de Barcelona y hay un señor con un palillo en la boca, un lápiz en la oreja y una camisetaImperiogritando «¡Tira! Tú tira hormigón al agujero, que yo ya diré basta». Eso es lo que un estudiante de Derecho puede sentir si sigue la evolución de los procesos judiciales abiertos como consecuencia de aquel otoño triste. Petición de servicio: Querida rectora magnífica de la URV, Maria José Figueras. Así como tienen la figura delHonoris Causa,me permito sugerirle la creación del alumnoAd Honorem. No será difícil encontrar un candidato: podría ser un hombre con barba blanca, gafas y barriga que des de 2014 se arrastra por los pasillos con una mochila.