Hace sesenta años ya se emitían por televisión imágenes aceleradas en blanco y negro de Gordinis abollados en las cunetas. Los más viejos recordarán aquellas carreteras polvorientas con pinos y motoristas de la policía armada con unas botas altas como las de la Carmen Sevilla. La voz en off decía: «Conductor, circula con responsabilidad» Ahora coged un periódico (¡No salgáis a comprarlo!) y mirad cuantos muertos hay hoy en día. Ya habéis visto que la responsabilidad nos la hemos pasado por el arco del triunfo. Ahora, como si yo fuera el Padre Apeles, confesadme si cogéis el móvil mientras conducís. Vosotros también, ¿No? Somos un país de descerebrados.
Ayer por la mañana me levanté con la noticia de que los Mossos tuvieron que cerrar de madrugada más de 200 bares y discotecas llenas de gente. Han parado a ciclistas que salían a pasear como si fuese un domingo normal, los grupos de excursionistas de Collserola que iban a pasar el día… Por la tele vemos seres «upperdiagonales» subiendo a su nuevo SUV de camino a la Cerdaña. Que Dios me perdone, pero no he entendido que Montserrat haya restringido a 300 personas los que pueden estar en la basílica. Treinta fieles seguían la misa de ayer en las montañas del abuelo de Heidi mientras yo he bajado a la calle, cagado, a coger un papel que me he dejado en el coche. Deben tener bula papal (parece un plato combinado del kebab) o quizás es que en Lourdes ya tienen la vacuna. O todos moros o todos cristianos. ¿No? Llegados a este punto creo que, como en los accidentes de tráfico o los paquetes de tabaco, se tendría que emitir -mejor en Telemadrid- un video de como muere una persona con neumonía, sola, en una UCI. Aún así, no tengo claro si lo conseguiríamos.