La idiota es una chica de 18 años que vive con dos estudiantes más en mi edificio. A pesar de la tele, la radio, la megafonía de Protección Civil, y que el mismo Samuel Morse ha ido a su casa, ella, angustiada, ha decidido salir a caminar por el campo. Ya os he dicho que era una idiota. Una patrulla policial la ha parado y le ha dicho que eso no se puede hacer. La idiota -que tiene la edad que tiene-, y ya sabemos que a ciertas edades no han aprobado diplomacia aún, dice alguna cosa que no le hace gracia a los policías, que intentan esposarla en el suelo mientras ella pide auxilio en una estampa terrible. Los vecinos gritan des de las ventanas insultándola por poner en peligro la salud pública. Los agentes la meten finalmente en la patrulla. ¡Es que era una idiota!
Mi amigo no es idiota. Vive en el piso de debajo de la chica idiota. Trabaja en un taller de Vilanova. Cada día coge el ascensor, baja, camina hasta la estación, sube a un tren donde está 45 minutos. Camina hacia su lugar de trabajo, donde ya se ha producido un caso positivo, y le dicen que vuelva a casa, que se ha precintado el taller. Vuelve en tren y camina hasta el mismo bloque donde vive la idiota que hace «footing». La saluda y ve que está -lo diré de forma suave- afectada. Ella le explica lo que le ha pasado y él le reprocha que ha sido una inconsciente de salir a pasear con el peligro que eso comporta para la salud de la comunidad.
Sí, ya sé que he creado debate. Ya sé que me insultarán y algunos se enfadarán, pero, ¿No sería ya momento de que nos hiciéramos mirar de una vez este tema? ¡Ay, mira! Me llega una noticia que dice que la hermana de Froilán ha ido desde Madrid a Jaén a pasar el fin de semana. ¡Ves que bien! ¿A esta la tirarán al suelo o sólo le pondrán una multa?