Ahora soy rico, pero he pasado por momentos duros en mi carrera de San Jerónimo. La llamo así porque he trabajado en empresas que las dirigían dos leones y trabajaban 200 vagos. Mi currículum es más entretenido y largo que una novela de Margarida Aritzeta. Ahora apartad a las criaturas que voy a hablar de los autónomos. Queridos políticos republicanos, monárquicos, carlistas, requetés, franquistas y surrealistas. ¿Por qué nos tomáis el pelo de esta manera a los autónomos? Un señor que trabaja de carpintero en Riudoms y factura 1.200 euros al mes, se queda con 289 euros después de pagar la cuota, la luz, el material, el transporte, el local, el IRPF, la gasolina, el IVA y el gestor. ¿Qué haces en este mundo con 300 euros? Comprar papel higiénico en el mercado negro, ¡Claro! Los gobernantes ya saben que en este país no se puede vivir si eres un autónomo, pero les importa tanto como la liga de criquet de Nueva Delhi.
Soy muy curiosote y a menudo navego por internet para saber cuánto cuesta una casa en Alaska, cuánto vale un bocata en Bolivia o si en Pascua conducen por la izquierda. Hoy me tocaba Australia. El sueldo medio es de unos 2.900 euros al mes. Un alquiler puede costar 800 o 900 euros. Y, amigos, ser autónomo en Australia no es que sea más barato… ¡Es que es gratis! ¡Caray! No entiendo como ha podido sobrevivir ese país, sin que paguen los autónomos. Aquí en nuestro país han decidido que nos den por el saco y tenemos que pagar la cuota cobremos o no. Somos unos pringados, unos autónomos autonómicos y automáticos porque pronto en vez de comer, sólo beberemos aceite. He dicho al principio que era rico, pero estaba mal escrito. Soy Rick, el de «Casablanca». «Sámchez», no la toques más.