Estaba en el ring del Madison Square Garden… o sea, en Twitter, cuando he visto un trending topic: «Golpe de Estado». He pensado que en Venezuela siguen con aquel culebrón entre Trump inmaduro, Maduro, Guaidó y adiós, pero no, hablaban de España. Hice la mili cuando Tejero era electricista y hacía agujeros para poner lámparas en el Congreso y creo que hoy en día el uniforme me iría bastante pequeño. Entonces he visto como unos militares retenían en el suelo a una señora en un Mercadona. La clienta tenía pinta de ser una suegra cabreada y han llamado a la Sexta Flota, pero he arrugado la nariz porque alguno cosa no me daba buena espina. En fin, supongo que esto pasará y quien se jugará la vida con los que roban hojas de afeitar serán los de Prosegur, como siempre. Que no sé por qué ponen alarma sólo al alcohol y a las cuchillas de afeitar. Si lo hiciesen con el papel higiénico, lo entendería.
O sea, que actualmente, si sales a la calle (no salgáis, en casa se está calentito y no llueve) y vas a la estación, te podrías encontrar un vigilante de seguridad, un agente de Mossos, un número de la Guardia Civil, un agente del Cuerpo Nacional de Policía, un policía local, un agente rural y, para rematarlo, un sargento de Infantería. Ya no me extrañaría encontrarme al espíritu del General Prim rodeado de carabineros de aquellos que perseguían a los maquis. El general levantaría la espada y diría: «Buenos días, caballero, ¿Tiene el recibo del colmado?». Yo, que soy obediente de nacimiento, contestaría: «A la orden de vuecencia, mi general». Y él me dispensaría con un «descanse». ¿Cómo? ¿Qué de qué iba eso del golpe de Estado? Nada, cosas de estos de Vox. Le haré caso a Prim y me iré a dormir. Buenas noches.