A lo largo de los años te vas cruzado con falsos amigos, chicas que dicen que te quieren que no te quieren, o directores de banco que te ofrecen el oro y el candemoro. Al final, aprendes a distinguirlos. Acostumbra a pasar cuando ya estás haciendo la selectividad para entrar en tu estado de alarma personal. Ahora que ya estás semiabuelo, puedes diferenciar a los tóxicos, a los que no te pagarán, los que pagan para intoxicarse y los políticos intoxicados que te harán pagar. Ya sé que no se tiene que juzgar a la gente por su apariencia y que te puedes equivocar. Mirad al Yoda, el «matadumbos» o la Bonnie Cifuentes, que eren ejemplos y ahora son ex_ejemplos, o aquel director del Banco Mundial con los calcetines agujereados o el Señor Barragán -un inteligente publicitario-. Los más peligrosos son los que creen que la Economía es una religión. Creo que Pedro Sánchez cuadra con este perfil de directivo yuppi que te despide por mail diciendo que la empresa no se puede permitir tener un trabajador tan bueno como tú. Cuando sales con la caja de cartón te encuentras a Miguel Molina que te mira de reojo sin saludarte. Illa -el político, no el centro comercial- parece el contable falso que te dedica una sonrisa y por dentro piensa que eres un imbécil. Del consorte, El Cid Campeador y la Barbie ya no hace falta decir nada más, creo que son patriotas de pacotilla que si les hiciesen una buena oferta en Gibraltar, envolverían el bocata con eso tan solemne y simbólico. Sobre la pareja cómica Gazpacho y Marianico diría que, sin tener en cuenta lo que hacen, son entrañables. A uno le das el Marca y al otro un juego de mesa, por ejemplo, el de hundir la flota, y se quedan allí quietecitos todo el día. Yo creo que el político más fiable es Coscubiela. ¡Pondría un pie en el fuego!