Tengo una libretita donde apunto cada vez que se abre una investigación, y otra, todavía en blanco, donde escribo como ha acabado la investigación.
1.- Resulta que veo por la tele como Mariano Rajoy hace footing tranquilamente por una urbanización de Madrid. Uf! El Ministerio del Interior se ha enfadado mucho, uf!, y abrirá una investigación para saber si se ha saltado el confinamiento. Vaya, hombre, qué curioso porque a mi me pondrían una multa de 1.000 pavos al instante, sin investigación ni nada.
2.- El diario Público menciona a un médico de Madrid que ha tuiteado si valdría la pena salvar a los rojos porque dice que son desagradecidos y mala gente. Pues resulta que la junta directiva del colegio de médicos de la capital, uf!, dice que las declaraciones son presuntamente contrarias al código deontológico y, muy enfadados, uf!, comunicarán los hechos a la comisión deontológica para que valore la presunta conducta impropia del colegiado.
3.- Un alcalde de una población barcelonesa dice que investigará un video de la peli «Poli al borde de un ataque de nervios» donde se ve claramente como un policía municipal tira al suelo y pega un puñetazo a un imbécil que va en moto y se ha saltado el confinamiento.
Me he imaginado a Marlaska, al supermédico y al alcalde en un sofá mirando como el Coco de Barrio Sésamo explica la interrelación entre la vista y el cerebro. Por extraño que parezca, en confinamiento el cerebro también funciona. En el anterior estado de alarma, el gobierno envió militares para impedir que los controladores aéreos defendiesen su sueldo. Los que tienen una O en las siglas fueron a saco, sin abrir ninguna investigación. Eso lo apuntaré en una tercera libretita, la de las investigaciones que se tendrían que hacer y no se han hecho. Mira! Allí escribiré las aventuras de «Aladdin», un ladrón en Arabia Saudita.