Ayer me llamó Jordi Folck para hablar de mi libro: «Els 155 Manaments», en su sección de Onda Cero. He pensado que las radios, durante el confinamiento, están funcionando como en 1929, cuando para llamar tenías que hablar con tres telefonistas. Descolgabas y una operadora -no confundir con una cirujana- te preguntaba qué querías. «Señorita, quiero hablar con el Diari Més». «Lo siento pero todavía no existe». No había manera.
Me he imaginado al escritor Jordi Folck en aquellos años. De hecho, si le ponemos un bigotito también parece de la época, porque no sé si os habéis fijado pero es el doble del rey Alfonso XIII… con una corte más corta. Sí, amigos, estamos en 1929 porque la frase que más se oye en las radios y las teles es la misma que la que dice un becario en una fábrica de mayonesa: «¡Parece que se ha cortado!». También tenemos la variante de lo que dicen los diputados del PSOE cuando les critica la oposición en el Congreso: «¡No se oye nada!». Es un horror seguir un programa por la tele viendo a gente en las ventanitas, más congelados que un repartidor de Amazon en Reikiavik. También es muy divertido ver el pleno municipal desde casa con el Skype, que puedes meter el dedo en el ojo del alcalde o del Ballesteros cuando no te gusta lo que dicen. Como normalmente son los políticos los que te meten el dedo en… «el ojo» (qué comillas más bien puestas ¿Eh?) así puedes vengarte sin que se enteren y te suban el IBI. Me lo pasé muy bien. He hablado con el Pedro Sánchez para que modifique el Real Decreto y permita salir a comprar mi libro. Dice que lo consultará con los militares.