Viendo las manifestaciones que se están organizando en el barrio de Salamanca de Madrid, he recordado como eran los pijos cuando yo era joven y me he dado cuenta de que no han cambiado nada en 40 años. Si antes los veíamos con chalecos, Levi Strauss y Sebagos con calcetines blancos, ahora van igual, excepto por el hecho de que el tejano es beis, la camisa es azul y los calcetines blancos ya no son «cool». En los años 80 algunos padres llegaban al insti a buscar a los niños con Chryslers 180 y ahora lo hacen con SUV blancos que guardan en el garaje de un chalet de urbanización donde han copiado -como los chinos- el sueño americano, celebran Halloween y hacen barbacoas. La gente del barrio de Salamanca, lo que sería el barrio de la Esperanza de Tarragona antes de ser derribado, ha salido a la calle para protestar porque no les gusta un gobierno de izquierda. ¡Hombre! Y a mi me gustaría una república y también me tengo que fastidiar. Pero con eso de que los «ossea» no han cambiado des de los años 70, he de reconocer que me he equivocado, porque -agarraros a la silla-, los «borjamaris» cantaban el Bella Ciao ¡!Con el jersey rosa atado a la cintura!! ¡Una estampa preciosa! Si Pedro Sánchez ha conseguido que Ralph Lauren se haya hecho partisano, merece todas las medallas del mundo. ¡Mira! Le podéis dar las que le quiten a Billy El Niño.
Cuando ha salido un señor a la calle protestando con un palo de golf creía que ya lo había visto todo, pero no, me quedaba una perla: la señora que bajaba a manifestarse con la «chacha». La criada iba equipada con el kit cacerolada, que consta de un cucharón y un cazo, y a la orden de «¡Fuegooo!», empezaba a repiquetear, mientras la señora gritaba. Si no hubiese muerto José Luis Cuerda, diría que estaba viendo «Amanece que no es poco III».