Mira que somos un país de grandes cocineros, pero ¿Os habéis fijado que los mejores platos siempre llegan de afuera? Aquí ya es normal que bullan los derechos humanos, la política, la Justicia, la Guardia Civil, los Mossos, las cárceles… pero, como si no tuviésemos ya bastante carne delante, nos llega ahora la guarnición del extranjero en forma de informes de espías americanos, fiscales suizos y amantes reales despechadas, perseguidas por franquistas. He pensado en Frederick Forsyth yendo cada mañana al quiosco con la mascarilla a pedir los diarios para escribir una novela en tres cuartos de hora. Es un fenómeno tan extraño que lo tendrían que investigar los del CSI, los del CSIC, incluso los de SCC, porque todos los que vivimos en este territorio de conquistadores somos como trabajadores de la ONCE, que no vemos nada. En cambio, cruzando la frontera lo ven todo. Debe ser porque allí viven cuatro personas con mucha vista: el Alain, el Affelou, la Carolina y el Herrera.
Cuando miro los informativos me acuerdo mucho de la TIA del Mortadelo y Filemón. Me imagino al Súper persiguiendo a la pareja de investigadores con un martillo gigante e insultándolos porque quieren investigar al emérito. Yo creo que ahora ya tocaría dejar en libertad a James Bondarejo para acabar de liarla. Por otro lado, el Congreso de los Diputados cada vez se parece más al «13 Rue del Percebe», con el moroso que no paga a Cataluña, el delincuente que cada día lleva a casa alguna cosa que ha robado… Pero el elemento que más me lo recuerda es aquel tío que vive en las alcantarillas de la finca. Bueno, es la vida, un día estamos a la izquierda y el otro a la derecha, lo que se conoce como un día de cal y otro de Javier Arenas.