Después del ataque a las torres gemelas de Nueva York, un amigo volvía de pasar unos días pescando en Finlandia y fui a recogerlo al Prat. No tenía ni idea de lo que había pasado porque sólo había hablado con una morsa. Ahora he tenido una sensación similar. Ayer vino un amigo de Murcia y me preguntaba qué era eso que prepara Puigdemont. Sinceramente, le dije que no estaba al caso -feo en un periodista- pero le contesté que de lo único que estoy seguro es que no prepara una paella. Me ha pasado un poco como con el Salvame de Tele5 que dejé de seguirlo porque ya estaba cansado de ver a friquis diciendo chorrada a un lado y al otro, mientras el guapo se paseaba por en medio.
A la manida conversación de por qué hicimos un referéndum «si después no hicisteis nada» y el resto que ya conocéis, ahora se incluye la tecnología. Dice mi amigo que ha creído entender que habían creado una aplicación móvil para declarar la independencia. Ya me descargué la del Tsunami, la del Covid19 y la de la Seguridad Social -un grupo de música que siempre está en bancarrota- y tengo la memoria llena. Pronto tendré una aplicación para divorciarnos o pasar la ITV sin salir de casa, pero no os preocupéis que no crearán nunca la aplicación para votar la república. Entonces, para que se callase le he dicho que Puigdemont piensa volver a Cataluña, entrar al Parlament con 17.000 mossos y que cuando llegue Trapero para detenerlo, él utilizará sus poderes, sacará el móvil y lo enseñará al mayor mientras grita las palabras mágicas: «Siri: Desbloquea la DUI». «¿Paco? ¿Paco?». Mi amigo se ha desplomado. ¿Cómo era la canción de los Bee Gees que se tiene que cantar en la reanimación cardiaca?