Tribuna
¿Dónde vas Carles Puigdemont?
Exsenador i diputat
Un día hablando de la CDC de Jordi Pujol, con un buen amigo de UDC, que compartíamos Mesa del Parlament del Catalunya, me hizo la reflexión de que CDC nunca fue un partido, sino un movimiento político al servicio del liderazgo de su creador, en este caso de Jordi Pujol, con el tiempo he podido comprobar que en su apreciación tenia razón. Como lo fue la UCD de Adolfo Suarez en la transición, Miquel Roca con PDR o sin ir tan lejos Albert Rivera con Cs. Un movimiento político antepone su líder a lo que es un pensamiento ideológico concreto o bien, el líder se aprovecha de un movimiento populista para poder erigirse en «macho alfa» del colectivo que le representa, como podría darse en el caso de Vox de Santiago Abascal o de Unidas Podemos de Pablo Iglesias.
El concepto partido es más duradero en el tiempo con una alternancia en sus liderazgos, ya que su base se centra en una ideología concreta que evoluciona de acuerdo con las exigencias de la sociedad, como podría ser el PSC o el PP.
En este concepto de movimiento político se sitúan actualmente los anhelos de Carles Puigdemont, en hacer desaparecer los vestigios de la CDC de Jordi Pujol y entronarse como referente del independentismo catalán del 1 de octubre, con una sola consigna ideológica, hacer de la independencia su propio caudillaje. Alejarse de las siglas PDECat que le impuso la mayoría de las bases de la formación política de Jordi Pujol, con la mirada indiferente de un Artur Mas, que al fin y al cabo se trata de su sucesor en el cargo. El reciente anuncio en redes sociales, que no en medios de comunicación convencionales, de la nueva formación política de Carles Puigdemont, no ha sido un hecho gratuito, ha sido al modelo de Donald Trump en que, las redes sociales, son más efectivas en la creación de una noticia que las del resto. Todo ello le lleva a la búsqueda de una marca electoral transversal en el catalanismo independentista, así como, que deba tener alguna relacion directa con su afán de personalismo, la mas cercana podría ser la que utilizo de JxCat en su campaña electoral, otra cosa diferente es que su deseo pueda convertirse en realidad, lo digo por cuestiones propias de registro de la misma.
Todo ello dentro del posicionamiento de las diferentes corrientes internas de la antigua CDC, que en estos cuatro últimos años se ha ido diluyendo en el anonimato.
Desde el mantenimiento del PDECat de David Bonvehí que mantiene esencias del pasado, al PNC de Marta Pascal que busca el modelo de PNV, en una formación de centro derecha, con moderación en el tema del independentismo, en la practica del «peix al cove» que tan buenos resultados dio en el pasado. Ante todo este panorama la pregunta que nos viene en mente es, ¿cómo acabara este pulso entre el PDECat y Puigdemont?En primer lugar la divisiones nunca en política han sido buenas, al contrario debilitan y enfortecen al enemigo, en este caso a ERC, lo que si es cierto de llegar a un acuerdo, quien impondrá los pasos a seguir será Puigdemont, sin quedar exentos de castigo los que hayan forzado el enfrentamiento, como le paso a Marta Pascal o Carles Campuzano, no debemos olvidar que estamos ante una guerra de poderes, es decir de intereses particulares y de como se gestionan los mismos. Donde lo más probable es que Puigdemont tire para adelante y el PDECat pretenda continuar viviendo de cuotas de poder.