Diari Més

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Hace pocos días se celebraron las elecciones autonómicas de Galicia y País Vasco, dos escenarios diferentes, con resultados diferentes, si algo de común tienen es que geográficamente están en el norte peninsular, las dos son comunidades históricas y las dos pertenecen al Estado Español. En la primera de ellas ha ganado las elecciones holgadamente la formación política de centro derecha, moderada, regionalista con tildes nacionalistas que no independentistas de Alberto Núñez Feijóo del Partido Popular, uno de los lideres más destacados por su prudencia y centralidad política entre las filas populares. El otro resultado el del País Vasco, donde gana la «moderación» de un partido histórico nacionalista que no por ello, deja de ser independentista, me refiero al PNV, el cual ha recibido votos de formaciones políticas de centro derecha no nacionalistas y mucho menos independentistas, se trata del voto útil para detener el triunfo de EH Bildu.

Pero la novedad de las siglas políticas que han concurrido a las elecciones en el País Vasco, ha sido la coalición PP-Cs, con el fin de recoger el voto constitucionalista, el resultado no ha sido el esperado, muy al contrario de las perspectivas que había marcado el PP en la coalición, cinco diputados y a última hora seis, un diputado que se ha arrebato a EH Bildu, este nuevo diputado ha sido clave para evitar un gobierno tripartito de izquierda en el País Vasco.

La lectura es que Cs no consigue nuevamente entrar en el Parlamento Gallego y si esta vez, con dos diputados en el Parlamento Vasco, gracias a la coalición con el PP. Sin duda alguna, para Cs la coalición electoral con el PP es más rentable electoralmente que ir con sus propias siglas, no ha sido así para el PP, que en las anteriores elecciones obtuvo nueve diputados presentándose en solitario.

Pienso el PP debería hacer una reflexión sobre la conveniencia o no de comparecer en solitario en los próximos comicios electorales que puedan convocarse o bien en coalición en este caso con Cs. El PP ya tiene una experiencia en el pasado de lo que es presentarse en coalición, me refiero a la Coalición Democrática (CD) de 1.979 que se postulaba como el centro derecha en España, formando parte la Alianza Popular de Fraga Iribarne, Acción Ciudadana Liberal de José María de Areilza y el Partido Demócrata Progresista de Alfonso Osorio, pues bien, ese proyecto de coalición fue un fracaso. Mientras con el tiempo esas corrientes políticas demócratas cristianas y liberales, quedaron absorbidas en el PP de José María Aznar, me refiero en este caso representadas por el Partido Demócrata Popular de Óscar Alzaga y el Partido Liberal de Garrigues Walker, más tarde fue las primera vez que el PP llega al Gobierno de España. Coincido con un líder y buen amigo del PP, que la solución pasa más en la absorción que no en una coalición, aunque la primera sea a mas largo plazo.

Pues bien, esa segunda coalición PP-Cs llega a las puertas de la próximas elecciones catalanas, sin duda quien más interés puede tener en ello es Cs, sabe que esa coalición le va a asegurar su presencia en el Parlament de Catalunya, cuando su rentabilidad electoral cada vez va a menos, sus resultados electorales caen en picado elección tras elección, mientras a quien le puede perjudicar la coalición es al PP catalán, me explico, Cs va a exigir los números unos en Girona, Lleida y Tarragona, con lugares de salida en Barcelona y lo va a argumentar en cuanto el buen resultado que obtuvo en las últimas elecciones autonómicas catalanas, sin olvidar que la dirección nacional del PP apoyaría esa coalición, por aquello de la dependencia de Cs en los gobiernos autonómicos de Andalucía o Madrid como ejemplo, una vez mas el PPC tendrá que oír aquello que por el bien del resto de España, Cataluña deberá sacrificarse. No puedo hacerme la idea, como afiliados del PPC tendrán que trabajar en provincias por un candidato que no es de su formación política y con disidentes que un día fueron compañeros de partido.

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