Faltaba un año para que los padres de la constitución tuviesen el hijo cuando me encapriché de una chica de Vimbodí. Éramos dos adolescentes que no sabíamos lo que queríamos, especialmente ella, porque yo ya iba al «pan». De tanto en tanto nos acercábamos al Monasterio de Poblet para pelar la pava, pero siempre me daba calabazas. Ella me preguntaba qué quería ser cuando fuese mayor y yo le respondía que periodista y escritor. «¡Con eso no ganarás nunca ni un real!». ¡Oye! Que acertó la tía, que acabó casándose con un futbolista.
El lunes, viendo a Felipe y Letizia llegar al mismo lugar donde yo festejaba, pensé que la del Telediario le preguntaría al preparao: «¿Y tú, Feli (ya tienen confianza), qué quieres ser de mayor?». Él contestaría alguna cosa que no sería precisamente «lo mismo que mi padre». Entonces mi imaginación me ha llevado a la frase de aquella chica de 1977. «Entonces, hijo, no tendrás nunca ni un duro». La Leti lo dejaría y se casaría con un árbitro de primera, que deben cobrar bastante dinerito. Eso sí, pediría que fuese «en blanco», que, en negro ya ha oído hablar mucho. ¿Veis como la vida da muchas vueltas? Por ejemplo, tanto quejaros, si ahora la monarquía se acabase e hiciesen elecciones a presidente de la república y ganase Pablo Iglesias, ¿Qué? Seguro que tampoco estaríais contentos y empezaríais a criticarlo: que si tiene un chalet, que si es amigo de Maduro, que si es comunista. Seguro que los medios muy y muy serios publicarían que tiene cien millones en Ginebra. Entonces, durante una visita oficial al Monasterio de Poblet, la Irene Montero le diría que lo deja, y al final podríamos ver presidir este país a Joaquín del Betis.