Al ver que el Borbón se ha ido a la República Dominicana un Santo Domingo, he tenido una idea. A ver cómo lo veis: Puigdemont está solo en Waterloo, Urdangarin hace solitarios en la cárcel, a Villarejo le han quitado la grabadora, Rato ya no es Don Rodrigo, Bárcenas no tiene un libro de contabilidad para dibujar iniciales, Valtonyc no puede cantar y Anna Gabriel quiere volver a tener el peinado con flequillo. ¿Cómo podríamos solucionar todo esto? Es fácil, compraremos una isla en la Polinesia. ¿Con qué dinero? No hagáis preguntas estúpidas, por favor. Allí, que tienen miles de islas, seguro que no les importaría recibir cuatro duros para poder tomar ron el resto de su vida.
La isla sería un lugar sin justicia, ni policía. Todo el mundo sería considerado inviolable y no se tendrían en cuenta sus antecedentes. Así, podríamos ver a Valtonyc jugando al dómino con el Juanca. Y a Puigdemont y Junqueras jugando a… a… a… lo mismo que juegan ahora. Anna Gabriel sería feliz viviendo en una tribu y Urdangarin podría dedicarse a coger cocos de las palmeras, porque tiene las manos muy largas. Se me olvidaba un tema: el nombre. Creo que se tendría que llamar Borbonia, Isla Borbonia. ¿Suena bien, no? Entonces se construiría una reproducción de la Zarzuela en pequeñito, una sede del PP también pequeña, donde sólo habría una oficina con un ordenador y un martillo. También se crearía un periódico de 20 ejemplares y que se llamaría The Times of Borbonia, donde Villarejo publicaría bulos sobre los micos que roban y las serpientes que hacen chanchullos con las concesiones de las ITV de las barcas. El problema es que tendrían que tener un ministro para gobernar. ¿A quien se tendría que llamar? A Illa, hombre, a Illa.