Hola Miquel, ¿Cómo estamos? Con tus cositas, ¿no? Que si una investigación por aquí… que si una auditoria por allá. Yo creo que te lo pasas bien, puñetero, se te ve contento cuando sales por la tele. Cuando te veo así, tan guapo y planchado, hasta te votaría. Hoy te escribo para hacerte una petición: querría que hicieses una rueda de prensa y que llevases a dos mossos d’esquadra para los que pido una medalla y un décimo de la Grossa, a ver si pueden dejar una profesión tan peligrosa. No confío mucho en que me concedas el favor, porque sé que no me quieres, es normal, todo el día criticando a los ARRO y a los BRIMO… Pero como soy una persona como Dios manda, hoy lo que quiero es alabar la profesionalidad y el espíritu de servicio de dos policías que se la han jugado para defender al ciudadano. Ya sabemos que dentro del colectivo, el tuyo y el de «los otros» hay trufas y setas venenosas, por eso te propongo que hagas un reconocimiento público a dos agentes a los que yo invitaría a un gin-tonic, fuera de servicio, claro. ¡Pero eres muy serio, hombre! Hazlo divertido. Mira, te escrito el discurso y todo: «Queridos catalanes, soy Coco y hoy os explicaré la diferencia entre pegar ancianos en las escuelas y defender a un abuelo al que están robando en un cajero de la Rambla de Tarragona». Este sábado un agente de Mossos fuera de servicio se ha enfrentado a dos delincuentes que agredían a un anciano para robarle el dinero que había sacado de un cajero. El otro caso pasó el 12 de julio, cuando otro mosso fuera de servicio desarmó a un atracador que amenazaba con un hacha en un bar de Barcelona. Mira que si no aciertas a la primera, te deja descuartizado como un pollo y tienen que hacer cuatro funerales. Bien, Miquel, buenos días. Ah, se me olvidaba, ya habéis comprado velcro para las PDAs? ¡Besis!