Miquel, cuando te veía con un bastón de mando detrás de Artur Mas ofreciéndote a hacer cosas para Cataluña, no pensaba que aquel bastón era un mensaje subliminal. Me caías bien, Miquel. Me daba la impresión que eras un alcalde de pueblo que rechazabas la represión, y que serías un hombre inteligente y sensible al frente de la policía catalana. ¿Qué te pasó? ¿Tan difícil es? Supongo que dirás: «a todos los responsables de cuerpos policiales europeos les critican». No, no, chato. Hay jefes policiales que cuando sus agentes hacen animaladas les sancionan, los apartan del servicio o los envían a oficinas si no saben utilizar una porra. Ayer escribí un tuit preguntando si antes de marcharte dirás qué medidas se han tomado a raíz de la auditoría por las actuaciones irregulares que, a diferencia de las de los grises de los años 70, ahora se pueden ver perfectamente en video. Esperaba que un alcalde de pueblo catalán reprimido tuviese otra actitud, pero nos hemos encontrado con un portero de discoteca. La última rueda de prensa en Egara, fue un espectáculo oscuro, vetado y sin respuestas a la sociedad. Sí, Miquel, es difícil gestionar una fuerza policial en estos tiempos, por eso creo que lo que tendrías que haber hecho cuando te lo ofrecieron era decir «no». Ahora, no sé que harías si un descerebrado de los que has protegido te abriese la cabeza con la porra. Tendrías que callar.
Siento ser el primero que critique un Sàmper acabado de llegar, pero me ha parecido que decía que esperaba que todo funcionase tan bien como hasta ahora en los Mossos. Empezamos mal. ¿Qué tal si decís qué haréis con los policías que llaman «puta» a una enfermera en la calle o atropellan con furgonetas? Sí, que sí, que es muy bonita la promo de TV3 del «Pa rarà pa rarà...»