El título no tiene nada que ver con una chica que conocí en la Black Bear de Cambrils un fin de semana tórrido. Tampoco es el nombre de una artista del pueblo, como si dijésemos La Terremoto de Alcorcón. Ahora, poned la vida en blanco y negro. Abril de 1972. Acabo de llegar a Salou con mis padres, venimos de Cádiz, y la primera excursioncita que hacemos es a Cambrils, donde entraos en el Parc del Pescador. Allí, yo con 11 años, flipo viendo un oso y una leona, entre otros animales. Ahora ya podéis volver a pensar en color. Quedo con Oliver Klein para tomar un café en el mismo parque 48 años después y le pregunto por la leona. «¿Qué leona?». «Aquí había animales salvajes». Fue como si le hubiese dicho que Neil Armstrong había nacido en aquel bar.
El amigo Joan Creus cuelga el otro díaen el Facebook fotos del parque y le pregunto si recuerda las fieras. Me dice que ya tiene una edad y que no recuerda ningún animal salvaje. ¿Os imagináis que la gente os dijese que en las puertas del Congreso no ha habido nunca leones? Pues, lo mismo. Como Paco Martínez Soria en la peli «Don erre que erre», pregunto a Rosana Andreu, la de la Biblioteca, si recuerda el león. Nada. Publico un tuit preguntando si alguien recuerda al felino y aparece un ejército de cambrilenses para decir que había un loro, un oso, unos patos… pero de la leona nadie, ni el Capella, ni un concejal… Hasta que una chica que se llama Gemma Massaguer publica que lo recuerda perfectamente, que el animal fue rescatado de un circo. Han sido unas semanas duras. Estaba en la puerta del Pere Mata a punto de suicidarme. Ahora preparo una fiesta en el Parc Samà en su homenaje. Por cierto, ¿En el Parc Samà no había un cocodrilo? Porque ahora me dicen que allí de cocodrilo nada. ¡Otra vez!