Ya sabéis que mi vida tiene más temporadas que «Cuéntame». A lo largo de los años he aprendido cositas del trato con la gente que os quiero transmitir, pobres mortales, para que adquiráis un poco de mi sabiduría. Primera lección: «Ya te llamo yo y te digo algo». Esperad que me rio un poquito: «Ja, ja, ja…». Jamás de los jamases, y digo «jamás» ha llamado nadie. La realidad detrás de esta frase es: «no me interesa una mierda hablar contigo». Sirve tanto para trabajos como para ligues o para recursos de multas. Lección segunda: Cuando un albañil, cerrajero, pintor o técnico te dice que vendrá el martes a las 10, ya puedes ir cogiendo el diccionario de insultos porque, aunque no la conoces, la madre del técnico acabará tan sucia como el calendario Maya con el que trabaja su hijo. ¡Ep! Ahora bien, si se trata de una urgencia con sobrecargo, van que se las pelan. Ejemplo: los que abren puertas con una radiografía y te cobran 120 euros, o las grúas que ya están en el lugar del accidente antes de que lo sufras. Es como cuando te casas, que estás tan ajetreado que no miras lo que pagas. Cuarta: «No sufra, que le tramitaremos la baja hoy mismo». ¡Ja, ja, ja! Acabareis denunciándolos al Supremo, tendréis una sentencia favorable, moriréis y continuareis de alta en la compañía telefónica. La quinta lección hace referencia a la frase: «Sí, hombre, te mandé un mail. Quizás lo tienes en el spam». Nooo, no ha ido al spam, lo que ha pasado es que no te ha enviado una mierda. Y tu te pasas toda una mañana como un soltero cuando entra en un avión: repasando a las de la entrada. Otro clásico: cuando oigáis «Ah, ¿No te ha llegado la transferencia?», quiere decir que este hijo de puta no os quiere pagar. Sirve también para los ERTES.