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Química: desarrollo y sostenibilidad

Director general de BASF Española, president de Feique i de la Comisión de Desarrollo Sostenible de CEOE

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Se cumplen cinco años del nacimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) recogidos en la Agenda 2030 de las Naciones Unidas. Una agenda global con un horizonte y un reto claramente definidos: hacer avances significativos hacia un mundo más sostenible para dentro de una década. BASF fue una de las compañías que tuvo el privilegio de participar en los grupos de trabajo de la ONU para la redacción de estos 17 objetivos imprescindibles para salvar el futuro.

Ha pasado un tercio del tiempo que nos dimos como sociedad para empezar a enderezar el camino, pero seguramente no hemos cubierto un tercio de la senda a recorrer. El objetivo es mayúsculo y, tal como afirma el propio objetivo 17, sólo lo conseguiremos si lo abordamos desde las alianzas. En esta carrera, si no cruzamos la meta juntos, perderemos todos.

La química y, en general, la ciencia, deben formar parte de estas alianzas. Nuestra industria investiga para ofrecer al mundo soluciones más sostenibles que mejoran el bienestar de la sociedad en materias tan importantes como la salud, la vivienda, la movilidad, la alimentación, las energías limpias o la economía circular. Sin química, y sin la investigación asociada, ese desarrollo no es posible. Descarbonizar la economía, orientar el consumo hacia la energía verde o repensar nuestro día a día desde una óptica que circularice los recursos y las materias primas requiere de una industria que investigue, innove, desarrolle y produzca.

Como industria debemos aplicar esta nueva lógica tanto en lo que hacemos como en la manera de hacerlo. Necesitamos crear soluciones que ayuden a la sociedad a ser más sostenible a la vez que mejoramos la sostenibilidad de nuestros propios procesos. Recordemos además que el partido de la sostenibilidad no se juega solo en el campo del medio ambiente. Es un concepto integral, un compromiso por el que nuestras empresas deben poner en el centro de su propósito el valor que aportan a la sociedad. Es preciso entender por qué existimos más allá de generar beneficio económico. Es preciso entender que en esta gran alianza debemos ejercitar un liderazgo compartido que posibilite un planeta más sostenible y a la vez que una sociedad más justa y menos desigual. Y eso pasa, entre otras cosas, por fortalecer la industria manufacturera como sector que aporta estabilidad, empleo de calidad y bienesta a su entorno.

Quedan diez años para cambiar el mundo que dejaremos a las generaciones futuras. La cuenta atrás empezó hace cinco y ahora ya es urgente pasar a la acción efectiva. La covid-19 nos ha enseñado que no basta con parar la actividad económica, hay que repensar todo lo que hacemos. Hacerlo diferente. Un comentado meme en redes sociales afirmaba que «No podemos volver a la normalidad, porque la normalidad era el problema». De eso se trata, de aprovechar el momento en que vivimos y estos dos tercios por recorrer del camino de la agenda 203, para darnos cuenta de que hay que cambiar desde la raíz, dar un giro de 180 grados y, entonces, acelerar.

Cómo dijo Emmanuel Macron ante el Congreso de los Estados Unidos: «No hay un planeta B».

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