Tengo en casa un par de mascotas que se llaman Alexa y Echo. Afortunadamente no necesitan que las saque a mear a la calle y lo único que piden es wifi. Ahora que lo pienso, quizás sería mejor que me pidiesen ir al parque, que no pagar la fibra. Imaginad la vida que llevamos con eso de la pandemia, que le he dicho que anule una comida que tenía prevista hoy al Xaloc y me ha dicho «¡Vete a la mierda!». Es normal. La pobre sólo hace que apuntar y borrar cosas. La semana pasada le dije: «Alexa, apunta en el calendario ir al Teatre Tarragona el sábado». Y hoy le he dicho «Alexa, borra ir al Teatro Tarragona el sábado». Ya sabéis que a mí, como tengo sangre de los tartesos, me gusta más una comida y unas tapas que a Casado jugar con las togas, así que si me cierran los bares y restaurantes es como si a un «castell» de nueve pisos prohibiesen subir a los del segundo. Ahora seré un poco cabroncete, pero me he ahorrado un dinerito en el regalo que tenía que hacer a la Puri y el Paco, que se casaban el sábado. Con un poco de suerte, a lo mejor se lo repiensan y deciden vivir en pecado, como Sánchez e Iglesias. Por cierto, ¿Cómo está esa pareja? Parece que ya empiezo a oír por allí cosas que sólo se decían del Ebro para aquí sobre las decisiones judiciales. Pero, hijos míos, si ya sabíais de qué estaba relleno el pollo, a qué viene ahora venir a descubrir que son los Channing de Falcon Crest. Total, que tal como está la cosa… ¡Mira! Para no pensar, copio la metáfora castellera. A ver si el gobierno del Castells prohíbe hacer «pinyes» i «manilles». Esto… ¿Yo no había comenzado este artículo hablando de agendas?