La frase que más me molesta en la vida es «ya se ha hecho todo». Sirve para la radio, la tele, la literatura… Parece que el ser humano sea un idiota que repite unos patrones sin aportar nada nuevo a la creación. Tenemos que borrar esta frase derrotista. Tuve una sección en RAC1 y quise demostrar que un colaborador podía hacer cosas que no se habían hecho antes. Así que cogí una mochila y un micro y me fui haciendo autoestop a Madrid (con 52 años). Cuando se emitió, alguien me dijo que ningún colaborador había hecho aquello antes. «¡Estás loco!»
Carlos Peisojovich, «Peiso» llegó desde la televisión argentina a demostrar que el «ya se ha hecho de todo» de los años setenta no era verdad. «Peiso» trajo frescor, quitó almidón de los armarios, y barrió mucha caspa para demostrar que había una nueva forma de comunicar y de tratar al oyente como un amigo o un vecino. Soy fan de su manera coloquial de transmitir, y así descubrimos que a la gente le gustaba una radio más informal que las señales horarias y el «parte». Yo era un mocoso de Reus con un Seat 850 que oía la radio del coche mientras daba vueltas por los arrabales. Un día dijo que ponía un LP entero de Pink Floyd porque se quería comer una pizza. Minutos después, por antena se oía aquel «clac, clac, clac» de cuando la aguja llegaba al final del disco, pero él, amigos, todavía no había acabado la pizza. «Lo primero, es lo primero». Reí. El loco locutor argentino me gustaba tanto como un cantante de reggae, y recuerdo que hace exactamente treinta años publiqué un artículo que se titulaba «Bob y Peiso». Peiso se ha quitado los auriculares. Ahora sí, ahora ya se puede decir que se ha hecho de todo en la radio.