Amigos, de aquí a unas semanas tendréis una gran noticia: desapareceré de Tarragona y me iré a Arabia Saudí. ¿Por qué? Porque me han enganchado. Sí, sí, tengo un mail de CaixaBank pidiéndome que demuestre que mis negocios no son blanqueo de dinero. Concretamente dicen: «Le comunicamos que la normativa vigente de prevención de blanqueo de capitales» bla, bla, bla. Me he asustado porque quizás han descubierto que he vendido un Jes Extender por Wallapop y no lo he declarado. La verdad es que no me funciona y he decidido cambiarlo por una Thermomix del Lidl. Y -agarraos a la silla- el lunes recibí un correo del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña anunciando un caso terrible. No, no es que Torra no quiera quitar las manchas rojas de la fachada de ningún sitio. El tema que ocupará a los magistrados importantes y muy importantes del Passeig Lluís Companys de Barcelona es… un juicio de los señores de la Thermomix contra el Lidl por haberles copiado el producto. Yo a los del Lidl les llevaría al banquillo por un vino que compré y que, al tirarlo al cocido, la carne y las setas salieron huyendo de la olla.
Lo primero que he hecho cuando he recibido las dos comunicaciones, la del banco y la de los togados, ha sido llamar a un amigo mío que es traficante de papel higiénico y blanquea como nadie. «Oye, Pepe, ¿A ti te han pedido los del banco el 036 y el resumen del IVA? Me ha dicho que a él no le han molestado nunca con estas mierdas, que eso lo hacen sólo a los ídem. Entonces, he mirado de lado a lado, y con la voz temblorosa le he preguntado muy bajito: «Oye, y no tendrás en casa una Thermomix del Lidl?»