Ya sé que vosotros cuando os levantáis necesitáis un café. Pero yo no puedo dejar de comprobar dos cosas: la primera es si ya está caliente la maquinita tragaperras de los autónomos del bar de Aragonés. A ver, trtrtr, plin, trtrtr, plin, trtr, plonc. ¡Vaya, no ha habido suerte, me quedo sin mis 2.000 euros euretes. La segunda es si le ha pasado algo al pobre Mainat en las últimas horas. ¡Mira que ha tenido mala suerte este hombre! Es que se tiene que ir muy al tanto a la hora de elegir con quien festejas, mira Carmen Polo. O saber a quien metes en casa, que cuando ligamos todos somos muy dulces, pero después de las bodas de Caná ves que el azúcar es sacarina. Si no que se lo digan a Phil Collin,s que su ex mujer ha rajado a base de bien. Entre otras cosas ha dicho que era un guarro. No es que gaste poco champú porque es calvo, es que dice que no se ha duchado en un año. He tenido que mirar las redes sociales para entender dónde estaba la crítica, porque yo, si tengo que ir la Diari Més o a Tarragona Radio a cobrar, parece que viva en una jaima en el desierto del Sahara. Como decía mi abuelo de Jerez: «El vino es para beberlo, el coñac para venderlo, y el agua para las ranas». Me pregunto cómo debe ser la convivencia en casa de «Don Cicuta togado». «¡Que le eches más sal al estofado, coño! ¿Cómo que te quieres divorciar? ¡Tu no crearàs ninguna pieza separada ni abandonaràs la sala porque lo digo yo!». Y ya no hablemos de la mujer de Trump, a ver cómo lo hará para echarlo fuera de casa sin que tengan que ir los Mossos de Trapero. ¡Ostia, si tenía que escribir hoy de él! Se me olvidó, es culpa de la mujer, que me pierde las notas cuando limpia la oficina. ¿Veis lo importante de saber elegir pareja?