Es difícil que a mí me pase eso del miedo a la hoja en blanco, algo que asusta a muchos políticos cuando eso pasa en las urnas y que horroriza a los estudiantes. Pero también soy humano. Es que pronto hará tres años de artículo diario, que ya parezco el BOE. He pensado que si tiro por la crítica y digo que estoy harto ya de tanto homenaje al Pelusa me dirán que soy un insensible. Si opino que me cae bien y me alegra que Laura Borràs pegue un golpe en la mesa y sea la primera mujer presidenta de la Generalitat, las feministas me pasearán a hombros por la Rambla. Pero hay una parte negativa: los que me conocen como un «rojo» creerán que les he engañado y que soy todo un convergente pujolista «trespercentero». ¡Ep! ¡He creado una nueva palabra! Dejadme llamar a la RAE: «Buenos días, ¿Podria proponer una palabra?». «Sí, claro, però antes debe responder al test: ¿Ha leído usted el Quijote? ¿Qué le parecen las novelas de Pérez Reverte?» «Sí, he leído el Quijote y he leído Falcó» «Mire, le voy a hacer una confesión: hay pocos días que llamen dos personas para sugerir palabras. Antes llamó un político catalán, ese bajito que baila, para proponer «desautodeterminación» y «bijeta». Las hemos aceptado enseguida». Aquella veu em sonava: «Oiga, ¿usted no es Esperanza Aguirre?». «Sí, ¿y qué? Me dieron trabajo por proponer dos palabras: Puerta y giratoria». He colgado.
También he pensado que podría criticar a los de recursos de multas de la Urbana, del Ayuntamiento y de la Diputación, pero ya lo hago cada día desde hace años y todos hacen como Marlaska, que no se dan por aludidos. ¡Caramba! No tenía nada de qué escribir y lo he hecho más largo que el voto particular de la Espejel contra Trapero.