Tengo un amigo que ha crecido por la Sagrera y cuando sale el tema de las paralizaciones de proyectos, yo saco el parto del Mercado de Tarragona y él me habla de la gestación de su estación. Creo que la segunda residencia de Amparito Roca la superó en tiempo de construcción. Si empatamos, él en la «prórroga» del partido, el muy cabrón, gana: «¿Y aquel aparcamiento inteligente vacío?» ¡Shhh! Por suerte, no conoce el Miracle ni la Savinosa. Hoy quedan dos meses exactos para el día de los enamorados de las urnas, que son todos los que se mueven en ese vehículo tan extraño que es la política. Creo que hay cuatro clase de personas: los del Barça, los del Espanyol, los que no saben como se juega a la política y los que sí que lo saben… y tienen escalera de color. El martes legía que por primera vez circulaba un tren por la nueva estación de La Sagrera. Faltaba la banda de música, el cura, el alcalde, el sargento de la Guardia Civil y el maestro de «Crónicas de un Pueblo». Unas horas más tarde, el pregonero de doña Teresa Cunillera tocaba la trompetita para dar una gran noticia: los trenes volvían a circular aquel mismo día por la vía entre Malgrat y Blanes, después de que el Gloria hubiese cortado el tráfico de trenes. Un poco más tarde, como si se hubiesen puesto de acuerdo, don José Luis Ábalos anunciaba una ambiciosa inversión en Rodalies de 6.000 millones de denarios. Preparaos para ver estas semanas trenes, aviones, OVNIs y la nave Halcón Milenario II a estrenar atracada en el puerto de Riudoms. Tranquilos que se podrá visitar a cambio de pagar una entrada que irá a pagar a los huérfanos de los 26 millones de fusilados. Todo eso quiere decir: ¡Vótanos, idiota!