Lo primero que harán los que visten toga será decirme que me he equivocado en el titular, ya que todo el mundo conoce esta latinada como «non bis in idem», pero es correcto, que quiere decir que no se puede juzgar a nadie dos veces por la misma cosa. Lo explico así, como soy yo, no como lo pone en el manual, que después me suspenden. Sí, ya sé que cada vez que hablo de la casa de Marchena sale un ejército a justificar lo que hacen con reglamentos, códigos y leyes.
Una cosa he aprendido del Derecho: cuando pones sobre la mesa lo que tu crees, siempre viene otro y te dice que no tienes razón y que la razón la tiene él, basándose en la ley que el hombre ha escrito en un papel, y el derecho natural y los derechos humanos se pueden ir a la mierda. Así que todas las cafradas que estamos viendo por parte de los de siempre son difíciles de rebatir porque ellos sacan el «Libro Gordo de Petete» y se acaba. Si protestas más, te envían las porras. Ah, ¿Qué todavía no estás de acuerdo? ¡A la cárcel! Eso sí, si te quedas calladito te ponen caramelos en la mesa y te invitan a cazar elefantes.
Señores, estoy asqueado de esta realidad que vemos todos, pero que sólo decimos que lo vemos los independentistas, la gente de izquierdas, los progresistas y los imbéciles como un servidor. ¿Por qué me llamo a mí mismo imbécil? Porque si no protestas, vives mejor y, si algún día empiezan a fusilar, seguro que te toca el apartamento en Torrevieja. Estoy harto de tertulias interminables debatiendo si lo que están haciendo los Chunguitos se ajusta a Derecho. Si vas con tu cuñado, él habla como un cuñado y no puedes rebatirlo, porque es un cuñado. Si hablas con algún letrado, claro, tu no tienes su sabiduría. Así que, te pongas como te pongas, siempre te dan por el mismo sitio. ¡Protesto!