¡Plink! Hace unos días me sonó el móvil. Debe ser un WhatsApp de mi mujer con una foto del expositor de los fuets del super preguntando cuál quiero, pensé. Pero no, era del Cuerpo Nacional de Policía y decía el título: «TikTok, la nueva arma de la Policía Nacional…». Tardé un ratito en entender que eso de arma era una ironía. Y ya que hablamos de un cuerpo, diré que sacaban pecho del hecho de que la policía española era líder mundial en redes sociales. Quien les iba a decir a los 800 comisarios que quedan de la época gris, que en los uniformes de gala tendrían que añadir una condecoración que pusiese «Influencer / 1,6M visitas». Al cabo de pocos días, aparecía la Guardia Civil diciendo que también habían entrado en la red moderniqui que apasiona a los adolescentes. El Duque de Ahumada quedaría bien ahumado si levantase la cabeza. Eh, que nadie se enfade que ya he estado alguna vez en el cuartel de la Travesera de Gracia tomando una cerveza y no me gustaría ir más debajo de la cantina.
La cosa parecía que se había calmado cuando llegan los Mosos d’Esquadra y anuncian que también se han apuntado a la red más moderna y bailarina. He pensado: «Mira, al nuevo conseller de Interior le va más la marcha que al anterior, que era más de Pim Pam que de Tik Tok». Todavía no tengo una opinión muy marcada sobre el tema, pero que diré que me gusta, porque soy partidario de la desmilitarización de los cuerpos y de la normalización de la seguridad. ¡Calla! Que ahora que pienso, ¿No sería que Marchena no dejó ver los videos en el Supremo porque eran muy sosos? Seguro que si hubiesen salido los policías bailando y cantando sí que los habría mostrado. ¡Plink! Ahora me llega otro WhatsApp. Me preguntan qué fuet quiero, pero no es la mujer.