Tu hace dos meses que no sales de casa. Si viene la pesada de la vecina a pedir alguna cosa, le haces el «hipogrito» huracanado del «Pepepótamo» (gag para los que tienen ya barriga). Entonces oyes el timbre de la puerta y lo primero que piensas es que debe ser el pesado del contador del gas o un testigo de Jehová que te llevará directamente a hablar con Jehová. Ayer no tocaba que viniese el repartidor de Amazon, que siempre, cagado, te entrega el paquetito estirando los brazos más que el Inspector Gadget. «¡Guardia Urbana, abra!». Después de tocar la pera durante dos años a nuestra policia más cercana, había llegado el momento de ir a ver a Jehová sin testigos. Aquel hombre, medio ahogado por subir las escaleras, me comunicaba que había tenido el honor de ser elegido presidente. ¡Osti, tu, què alegría! Toda la vida esperando que me llamasen de algún partido para hacer de político y ahora llega la gloria sin primarias, ni secundàrias. Casi lloro... y, después de ver el papelito, sin el casi. Presidente de mesa electoral para el 14 de febrero, el día de los enamorados... de las UCI. Y ya, para fastidiar aún más mi autoestima, un triste suplente, un Aragonés cualquiera.
La verdad es que hasta aquel momento, ya los informativos me cansaban con tanta vacuna, Rt, Tx, GTI y indicaciones que cambian más que un semáforo. Pero, ha sido recibir la convocatoria, que ahora me trago lo que dicen los expertos con más pasión que si volviese a ver a Lola Flores en un anuncio diciendo aquello de que cada español le dé una peseta. Amigos, duermo con una CPAP, tengo sobrepeso, 60 años y prostatitis aguda. Tengo una duda: «Hacia qué hora creéis que llamaran a la ambulancia para que dé una vueltecita por Tarragona?