A lo largo de mi carrera profesional sin carrera, he intentado de todas las maneras posibles, incluyendo el soborno y el peloteo más bajo, llegar a ser director de un medio. Como no lo conseguí, tuve una gran idea: crear mi propio medio de comunicación y, como sugieren los de Ikea, montar mi propia república independiente en casa. A continuación, corrí al Linkedin a poner que era director. Cuando mi mujer lo vio me soltó: ¡Qué manía tienes en ser un directivo! No ves que no sirves…». Y allí, sentado en mi poltrona de director, pensé que, efectivamente, si el cargo no va con una nómina de 4.000 euros, de poco sirve… ¡Ep! Hasta ayer. Dejad de leer y bebed un poco de café porque lo que viene ahora es más fuerte que si hiciesen ministro a Billy Elliot.
Los fieles ya saben que fui llamado a sentarme en el banquillo de presidente de mesa electoral. Ahora, leed atentamente lo que dice el BOE sobre excusas para no ir al matadero: «La condición de estar ingresado en un hospital psiquiátrico» … no, no es esta, me he equivocado. Perdonad. Ahora sí, hago un copy/pegui del BOE: «3.º Los directores de medios de comunicación de información general y los jefes de los servicios informativos que deban cubrir la jornada electoral». ¿No oís un coro celestial cantando el Aleluya de Haendel? ¿No? Bien, debe ser mi cabeza. Pues con aquella hoja oficial que otros utilizan para fines menos honrosos, yo fui ayer a la Junta Electoral de zona, donde me atendieron de forma exquisita. Y he vuelto a casa con el documento que me libra de ir a la UCI y lo he refregado por la cara a la mujer, juntamente con mi tarjeta donde pone «director».