Ya sabéis que yo de fútbol no entiendo, aunque me llevaron algún a vez a la lonja del Barça para que contrajera el virus culer. Pero, aunque no entienda de deportes, de sueldos podría escribir una tesis doctoral, específicamente de los bajos. Como os pasa a la mayoría de vosotros, que cobráis una mierda, ver los sueldos de Messi o de los youtubers famosos me provoca urticaria. Yo como rojo, lo que haría sería repartir sus millones para la gente que lo necesita. ¡Ep! Me ha parecido oír que alguien ha gritado «comunista». Pues si tiene que ser por eso, bienvenido sea Marx. Ahora os hago una pregunta: ¿Por qué nadie se ha puesto las manos en la cabeza viendo lo que cobran Julio Iglesias, Alejandro Sanz o Raphael por una gira? Ah, bueno, porque cantan bonito, claro. Y, ya puestos, no he visto que nadie grite por los sueldos millonarios de los directivos de los bancos o que critiquen el precio de una zarzuela en un restaurante de Arabia Saudita. No he visto a nadie quejarse de la pasta inútilmente invertida en los barcos del 1-O. No he visto quejarse de los pilotos de Fórmula 1, de las campañas de publicidad de Pipas Facundo o de las propietarias de las propietarias de autopistas que nos van sacando la sangre gota a gota.
Señores, Leo Messi o El Rubius no son personas, son empresas que generan beneficios, y así se tienen que juzgar sus ingresos. Por otra parte, entiendo que, si fichasen a tu hijo por un precio millonario, te ofenderías mucho y mucho. ¡Claro! Y aquí llego al final del tema: no tenemos que criticar a quien cobra, sino a quien paga. Si os fijáis, en este país si un compañero de trabajo cobra más que tú, lo que hacemos es criticarlo en vez de alegrarnos por él. Por cierto, que, si publicasen mi contrato, tendríais el mejor artículo humorístico que he firmado en mi vida.