Hace dos años que el piso de mi vecino está vacío. Pero ayer oí ruidos y me crucé con el solista de la banda punk Ramones. Bueno, en todo caso sería el bisnieto de Jeffrey Hyman. No tengo ni puñetera idea de quien es, pero escribir nombres en los artículos te da un aire de saber de qué va. Llevaba un perro que se debía llamar «Rumba», porque su pelo había absorbido toda la mierda, incluso la que hay debajo de la alfombra de donde ya sabemos. Entonces, entre el tercero y el segundo piso quedé paralizado al darme cuenta de lo que había pasado, y llamé a la inmobiliaria. «Señor Piso -se llama Pisarello, pero la confianza, ya se sabe-, oiga que hay un ocupa en su piso». «No, no, Moisés, es un chico vasco que es controlador aéreo en el aeropuerto de Reus». «¿Hablamos de la misma persona? Viste como si comiese dentro de un contenedor». Pues sí, el vecino que se unta perfume de carne quemada en una barbacoa y que va con un perro peligroso (ya se lo pediré cuando vaya a visitar a la suegra) es controlador aéreo. ¡Cojines! Yo, que he pasado más hambre que un juez de paz en Belfast en los setenta, visto normal y me ducho… y este tío, que debe cobrar más que Montilla y Felipe en JuntxGas parce que no pueda ir ni al mercadillo de Bonavista.
El otro día, me estaba duchando, pared con pared con su ducha (probablemente inutilizada y convertida en plantación de maría) y oí ópera. Sí, sí, era la cabalgata de las valquirias, de Wagner. ¡Caray! ¡Qué cosa más extraña! Hemos coincido en la escalera. Viendo sus pintas, he sacado un tema que he pensado que entraría a comentar, para romper el hielo: «¿Qué piensas de que un vicepresidente del Gobierno diga que no estamos en un país democrático»? ¿Sabéis que me ha contestado? «No sé, yo voto a JxCat».