Leo que la marca de coches de lujo Rolls Royce ha escogido Tarragona para promocionar su modelo «Phantom». Osti, tú, ¡Qué orgullo! Seguro que han valorado la clase y la elegancia de los pelacañas. O quizás ya saben que, en Tarraco, tenemos al Fortuny en el banco municipal y aquí «hay pasta». Hombre, como el nombre quiere decir «Fantasma», quizás es porque es una ciudad… mejor no sigo. Leo la nota de prensa de Tarragona Film Office. Permitidme un inciso: ¿Por qué caray han puesto este nombre como si estuviésemos en California? «Oficina de Promociones Fílmicas y Audiovisuales» hubiese estado bien, ¿O no? O ahora a Pau Ricomà le tendremos que llamar Town Mayor.
Pues, amigos, no ha sido la pasta, ni la elegancia, ni la clase de los tarraconenses, tampoco que seamos unos fantasmas. Lo que ha hecho escoger la ciudad por la productora de Paul Woodman, ha sido el color de la piedra. Punto. Es decir, que si tu eres un diseñador de corbatas amarillas, podrías entender que la piedra roja de la ermita de Falset es ideal para hacer anuncios. Un momento… ¿Amarillo y rojo? Uf, espero que no vengan.
Había una cuarta motivación para escoger nuestra ciudad, pero no sé si atreverme. Bien, lo haré de forma histórica y vosotros ya sacaréis conclusiones: en el parque móvil de la Familia Real hay un Rolls Royce Phantom. El culo de Donald Trump también ha viajado en este RR. La estatuilla del morro del coche es Eleanor Velasco, una actriz inglesa de madre española, que fue amante de Lord Montagu, pionero de la prensa de motor, que encargó la figurita del escultor charles Robinson Sykes. Todo un símbolo de la infidelidad. ¡Calla! ¡que ya sé por qué hacen el rodaje en Tarragona!