Hoy me aburría viendo la tele y he puesto el YouTube. Después de ver como sacan a un hombre de la barriga de un cocodrilo y como se pelean un león y un tigre, he puesto el pleno de Tarragona. Nooo, malpensados, lo del león y el tigre no iba por las peleas entre el Ricomà con la Floria. Ellos son un puma y una pantera. Ahora, cuando entras al YouTube y escribes plenario de Tarragona, lo primero que tienes que hacer es ir a buscar un café, porque seguro que no lo arreglan todo en cinco minutos. Y cuando ves la duración total del vídeo, ya vas al dormitorio y traes el colchón al comedor. ¿Y por qué no llevo la tele al dormitorio? Porque es de aquellas que están colgadas. Que nooo, pesados, que tampoco es ninguna ironía respecto a ninguna consejera municipal.
Pues hoy me he emocionado con el pleno del viernes cuando he visto que se iba Laia Estrada. Yo, que ya sabéis que soy un rojo, siento una especial admiración por las nuevas «Pasionarias» que nos ha tocado en la política del siglo XXI. Hace poco que hice algo que sorprendió a mucha gente que me conoce: alabé algunas decisiones del magistrado Javier Hernández, del Tribunal Supremo. Sí, este hombre ha sido ponente de una sentencia diciendo que un acusado no tiene por qué sentarse en el banquillo, como el Bogarde, sino que debería estar al lado de su abogado, porque todavía es un hombre inocente. Así como alabo la habilidad en comunicación de Alejandro Fernández, también estoy enamorado de Laia Estrada. Cañera, divertida, reivindicativa y siempre al lado de los que protestan por las irregularidades que tiene nuestro sistema, como detener una chica y tenerla veinte días incomunicada y luego darse cuenta de que no había hecho nada. Si no te han hecho ningún artículo de agradecimiento, ya lo hago yo. Gracias, Laia, suerte!